CONFEDERACIÓN HIDROGRÁFICA DEL JÚCAR

Año Construcción: 1962 (1966-1972)

Situación: Avda. Blasco Ibáñez 48

En 1962 la universidad estaba concluyendo las obras de la Facultad de Derecho y ya había adquirido, junto a ésta, el que sería el postrer solar con el que completar la expansión posible del Campus de Blasco Ibáñez. En ese mismo año el Ministerio de Obras Públicas convocó un concurso de ideas para la construcción de los edificios destinados a sus servicios en Valencia (Dirección General de Transportes Terrestres, Comisaría de Aguas y Confederación Hidrográfica del Júcar, y Delegación Regional de la Dirección General de Carreteras), en un fragmento del terreno situado entre ese nuevo solar universitario (donde se levantaría la Facultad de Económicas) y las vías del ferrocarril de Aragón (que desaparecerían en la década siguiente), y junto a los aparcamientos del Valencia C. F. El arquitecto Miguel Colomina fue el ganador, con un proyecto en el que cuatro construcciones satisfacían los programas funcionales de estos organismos al mismo tiempo que reforzaban la alineación de la avenida, el histórico Paseo de Valencia al Mar. Primero se construyó la más fiel a las ideas de su autor y director, la Confederación (1965-66 proyecto, 1966-72 ejecución), y años más tarde, con una nueva ordenación general y otros directores de obra, la segunda y última, la actual Consellería de Infraestructuras y Transporte (1976 proyecto). El edificio sede de la Confederación Hidrográfica del Júcar es un bloque prismático de ocho plantas, representativo y equilibrado, armónicamente compuesto y meticulosamente modulado (16 unidades de 1’925 m. en cada planta de los frentes N y S). Su interior es muy versátil (la cantidad de modificaciones llevadas a cabo lo demuestra), gracias a una adecuada estructura (hormigón reticulado sobre pilotes, lo más aconsejable en ese momento para dos crujías de grandes luces y con una línea central de pilares), a la compartimentación realizada con paneles ligeros y a la ubicación de la instalaciones en un falso techo continuo. Las fachadas, revestidas de piedra caliza (picada o abujardada), siguen una estrategia común aunque se adaptan a las singularidades derivadas de su orientación: las laterales, recayentes al este y oeste, son prácticamente opacas; en cambio las frontales incorporan una malla ortogonal (una de las constantes de la obra de este arquitecto) en el fuste (cuerpo central formado por cinco plantas iguales) que remite a la retícula estructural y que en la fachada norte se subdivide verticalmente en cuatro vanos, mientras que en la sur un partesol pétreo fragmenta horizontalmente en dos cada uno de los módulos. El equilibrio clásico que presentan los alzados del primer proyecto (1962 y 1965) se transforma sutilmente en las fachadas finalmente ejecutadas (proy. 1966) para acercarse a la tradición moderna (el propio Miguel Colomina señalaba entre sus fuentes y bibliografía algunos edificios de Le Corbusier, como el Ministerio de Educación Nacional y Salud Pública en Río de Janeiro o la Casa de Brasil en París). Está incluida, desde 1996, en el Registro Internacional DOCOMOMO.

(Texto extraido de la «Guia de Arquitectura de Valencia» CTAV 2007. + Información)