L’ALMOINA
Año Construcción: s.I a.C.-XXI
Situación: Pza de Décimo Junio Bruto
Intervenciones: José Mª Herrera García, José Miguel Rueda Muñoz de San Pedro
Tras las campañas arqueológicas realizadas entre los años 1985-1997 por el SIAM (Servicio de Investigación Arqueológica del Ayuntamiento de Valencia), L’Almoina representa la mayor excavación arqueológica visitable de la ciudad por su indudable valor patrimonial. Con la reciente intervención urbana se ha conseguido la recuperación de un nuevo espacio urbano (urbanización de la plaza) que muestra y pone en valor la historia de la fundación y memoria de la ciudad (Centre Arqueològic de l’Almoina).
La Plaza de l’Almoina supone la urbanización de un área central que ahora se convierte en testimonio de la fascinante evolución de nuestra propia ciudad. Protege, como función primaria, las ruinas arqueológicas que están en el subsuelo, como testimonio de la fundación de la ciudad y su evolución en sucesivas etapas históricas. Para ello se construye una ligera losa de hormigón que se va adaptando sobre las ruinas, dibujando un contenedor que se abre en huecos de contemplación de las ciudades sumergidas del pasado. El requerimiento de transparencia hacia los restos se materializa en una lámina de agua sobre las termas romanas de la época republicana y las trazas de la nueva plaza se adaptan a la direccionalidad del cruce de las vías principales romanas: el cardo y el decumanus.
La plaza se desarrolla en un modelo intencionadamente horizontal, que se apoya en la utilización unitaria del material empleado, la piedra caliza, adecuando sus texturas a los monumentos del entorno. Para la modulación se ha utilizado una retícula cuya dimensión está obtenida de la separación de las columnas del foro romano imperial, sobre la que se disponen dos recintos claramente diferenciados: uno, con la pequeña elevación sobre la zona peatonal colindante para salvar el gálibo del edificio martirial de San Vicente que tiene continuidad en una explanada sobre el Almudín; y otro, que concuerda a un nivel más bajo con la pendiente de la calle del Almudín. Esta subdivisión, adaptada a la topografía, sirve como recurso de escala para delimitar espacios proporcionados al entorno y ofrece perspectivas sobre la ciudad monumental, en la que resalta el rotundo y simbólico cimborrio de la Catedral. La actuación se ciñe al perímetro de la antigua manzana de casas, remarcado en las alineaciones de la nueva edificación que se establece como acceso al recinto visitable del subsuelo y que contiene el equipamiento de las instalaciones que servirán al espacio musealizado.
La estructura arquitectónica del Centre Arqueològic de l’Almoina, que envuelve el conjunto arqueológico, establece una decidida apuesta por la transparencia y la permeabilidad entre el interior y el exterior, que permite tener un contacto visual directo con las ruinas que se incorporan, de esta forma, al paisaje urbano. Ventanas que también permiten percibir desde ciertos puntos del interior los espacios exteriores, favoreciendo el diálogo entre los restos arqueológicos y su entorno inmediato, entre la ciudad antigua y la ciudad actual. Su dilatada historia constructiva nos ha legado un conjunto de edificios de épocas muy diversas desde sus orígenes hasta nuestros días. El Centre Arqueològic de l’Almoina permite hacer una visita por dos mil años de historia. En este lugar los romanos fundaron Valentia en el año 138 a.C y en él situaron el punto a partir del cual trazaron la futura ciudad. El subsuelo arqueológico reúne un gran conjunto de edificios monumentales. Un apasionante viaje por la primera ciudad romana, con el horreum o el conjunto termal, por la Valentia imperial: con el foro, la curia o el ninfeo, por la sede episcopal visigoda o por el alcázar islámico.
Cabe destacar de entre el conjunto de edificios que se encuentran en l’Almoina, las termas, construidas a finales del s. II a.C, durante el periodo romano republicano. Este establecimiento termal es una pequeña joya arquitectónica, ya que es uno de los escasos ejemplos que se conocen en todo el mundo romano de fecha tan antigua. En los restos encontrados de la basílica de época episcopal (s. IX-X), se detecta el ábside flanqueado por dos capillas, la del norte invade parte del recinto de l’Almoina, la del sur se conoce como Cárcel de San Vicente: actualmente integrada en un edificio nuevo de la plaza del Arzobispo. Esta capilla funeraria visigoda de planta de cruz fue utilizada como baños palatinos en época islámica. Sobre sus ruinas se construyó una nueva capilla en el s. XIII aunque la que hoy podemos ver data ya de principios del XIX.
(Texto extraido de la «Guia de Arquitectura de Valencia» CTAV 2010)