PALAU DE LA MÚSICA
Año Construcción: 1984 (1985-1987)
Situación: Pso. de la Alameda 30
Intervenciones: Eduardo de Miguel Arbonés
Este auditorio constituye una prueba más de la investigación y pericia de su autor en el diseño de espacios musicales, sobre los que poseía una probada experiencia como los auditorios de Granada y Madrid. En este caso, con un tiempo de reverberación cercano a los dos segundos, obtuvo una de sus salas sinfónicas acústicamente más perfectas. Con un aforo capaz para 1.682 plazas este auditorio esta acompañada por otra sala destinada a música de cámara de 420 butacas y otras dos piezas multiusos. Este conjunto de espacios se confinan en un volumen de carácter opaco, revestido por un aplacado de piedra caliza, sobre el que se inserta un vestíbulo acristalado a modo de invernadero sobre el que cabalga un monumental frente porticado. La menor fortuna de su configuración formal, acompañada por la inadecuación climática del invernadero para estas latitudes, e incluso su discutible implantación de espaldas al paseo de la Alameda, se compensan con la acústica y el diseño de la sala sinfónica. Con una geometría fragmentada, las diversas tribunas rodean el escenario, a la vez que otorgan una sensación de calidez e intimidad a los espectadores y permiten una exuberante musicalidad. La Filarmónica de Berlín realizada por Hans Scharoun es un precedente de este tipo de salas en la que la disposición de los espectadores acoge y rodea a la orquesta, favorece el contacto con el público y mejora su acústica.
El Palau ha sido objeto de una acertada ampliación, que ocupa dos niveles enterrados contiguos al edificio preexistente en su lado este. El programa consta de un área de administración, nuevas salas de ensayo, aula polivalente, archivo, cafetería y espacio para los músicos, organizados a través de tres diferentes patios ajardinados. Esta ampliación se conecta con el antiguo auditorio a través de un colector subterráneo. El edificio se resuelve a partir de una reducida paleta de materiales (vidrio, madera, hormigón y piedra) que se va combinando en los espacios interiores y exteriores, integra el ajardinamiento exterior y se asoma al Turia a través de la cafetería. Su cubierta verde prolonga los parterres de la Alameda sin alterar visualmente el carácter del lugar. A pesar de la magnitud de la operación, ha respetado la configuración formal y el volumen del primitivo Palau de la Música.
(Texto extraido de la «Guia de Arquitectura de Valencia» CTAV 2007. + Información)